Mensaje, 8 de marzo de 1984


 
¡Queridos hijos! Gracias por haber aceptado mi invitación. Queridos hijos, conviértanse ustedes, los de la parroquia. Este es mi segundo deseo. Así podrán convertirse todos aquellos que vengan aquí. Gracias por haber respondido a mi llamado!
Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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