Mensaje, 10 de enero de 1985


¡Queridos hijos! También hoy deseo agradecerles todos sus sacrificios; especialmente deseo agradecer a aquellos que se han vuelto muy queridos de mi Corazón y que vienen aquí de buena gana. Hay muchos fieles de la parroquia que no escuchan mis mensajes; no obstante, a causa de aquellos que están particularmente cerca de mi Corazón, Yo continuaré dando los mensajes a la parroquia. Y los seguiré dando, porque Yo los amo y deseo que comuniquen mis mensajes de corazón. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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