Mensaje, 14 de noviembre de 1985


¡Queridos hijos! Yo, su Madre, los amo y deseo invitarlos a la oración. Yo, queridos hijos, soy incansable y los llamo también cuando están lejos de mi Corazón. Yo soy Madre y sufro por cada uno de mis hijos que se pierde, pero los perdono en seguida y me regocijo por cada hijo mío que regresa a Mí. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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