Mensaje, 6 de marzo de 1986


 
¡Queridos hijos! También hoy los invito a abrirse más a Dios para que El pueda actuar a través de ustedes. En la medida en que ustedes se abran, recogerán los frutos. Deseo de nuevo invitarlos a la oración. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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