Mensaje, 24 de julio de 1986


¡Queridos hijos! Estoy contenta por todos los que se hallan en el camino de la santidad. Les pido que ayuden con su testimonio a todos aquellos que no saben vivir el camino de la santidad. Por lo tanto, queridos hijos, que su familia sea el lugar en donde nazca la santidad. Ayuden a todos a vivir la santidad, especialmente en sus familias. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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