Mensaje, 25 de octubre de 1994


¡Queridos hijos! Yo estoy con ustedes y hoy me regocijo porque el Altísimo me ha concedido estar con ustedes para instruirlos y guiarlos por el camino de la perfección. Hijitos, Yo deseo que ustedes sean un hermoso ramillete que deseo presentar a Dios el Día de Todos los Santos. Yo los invito abrirse y a vivir tomando a los Santos como ejemplo. La Madre Iglesia los ha escogido para que ellos sean un estímulo para ustedes en su vida diaria. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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