Mensaje, 25 de noviembre de 1994


¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración. Yo estoy con ustedes y los amo a todos. Yo soy su Madre y deseo que sus corazones se asemejen a mi Corazón. Hijitos, sin oración, ustedes no pueden vivir ni decir que son míos. La oración es gozo. La oración es lo que el corazón humano desea. Por tanto, hijitos, acérquense a mi Corazón Inmaculado y descubrirán a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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