Mensaje, 15 de noviembre de 1984


¡Queridos hijos! Ustedes son un pueblo elegido y Dios les ha concedido muchas gracias. Ustedes no están conscientes de los mensajes que Yo les doy. Ahora deseo decirles sólo esto: oren, oren, oren! No sé que otra cosa decirles, porque Yo los amo y deseo que en la oración conozcan mi amor y el amor de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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