Mensaje, 21 de febrero de 1985


¡Queridos hijos! Día tras día los he invitado a la renovación y a la oración en la parroquia, pero ustedes no lo han aceptado. Hoy los invito por última vez. Ahora es Cuaresma y ustedes, como parroquia, podrían proponerse aceptar por amor mi invitación. Si no lo hacen, Yo no deseo seguirles dando otros mensajes. Dios así me lo ha permitido. Gracias por haber respondido a mi llamado!
Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

`