Mensaje, 23 de mayo de 1985


 
¡Queridos hijos! En estos días [Novena de Pentecostés], los invito en particular a abrir sus corazones al Espíritu Santo. El Espíritu Santo está actuando de manera especial a través de ustedes. Abran sus corazones y entreguen sus vidas a Jesús para que El obre en sus corazones y pueda fortalecerlos en la fe. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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