Mensaje, 26 de diciembre de 1985


¡Queridos hijos! Deseo agradecer a todos aquellos que han escuchado mis mensajes y que vivieron el día de Navidad como Yo lo dije. Ahora, deseo seguir guiándolos en el amor. Entréguenme sus corazones para que continúen limpios de pecado. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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