Mensaje, 31 de julio de 1986


¡Queridos hijos! El odio engendra discordia y no distingue nada ni a nadie. Yo los invito a llevar siempre la concordia y la paz dondequiera que ustedes estén. Actúen siempre con amor. Que el amor sea siempre su único medio de defensa. Con el amor, transformen para bien todo lo que Satanás quiere destruir y tomar para sí. Sólo así serán ustedes completamente míos y Yo podré ayudarlos. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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