Mensaje, 25 de agosto de 1987


¡Queridos hijos! También hoy los llamo a todos a que se decidan a vivir los mensajes. Dios me ha concedido también en este ao, que la Iglesia me ha consagrado, poder hablarles e invitarlos a la santidad. Queridos hijos, pidan a Dios las gracias que El les concede a través mío. Yo estoy dispuesta a interceder ante Dios por todo aquello que ustedes buscan, porque Dios me ha permitido obtener esas gracias para ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado!
Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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