Mensaje, 25 de septiembre de 1987


¡Queridos hijos! También hoy deseo invitarlos a la oración. Que la oración sea para ustedes la vida. Queridos hijos, consagren su tiempo sólo a Jesús y El les dará todo lo que ustedes buscan. El Se manifestará a ustedes en toda Su plenitud. Queridos hijos, Satanás es fuerte y acecha a cada uno de ustedes para ponerlos a prueba. Oren! Así no podrá hacerles dao ni obstaculizarlos en el camino de la santidad. Queridos hijos, a través de la oración, crezcan día a día en la intimidad con Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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