Mensaje, 25 de marzo de 1990


¡Queridos hijos! Yo estoy con ustedes, también cuando ustedes no estén conscientes de ello. Yo quisiera protegerlos de todo aquello que Satanás les ofrece y con lo cual quiere destruirlos. Como llevé a Jesús en mi seno, así quisiera llevarlos también a ustedes, mis queridos hijos, hacia la santidad. Dios quiere salvarlos y les envía mensajes por medio de personas, por medio de la naturaleza y de muchas cosas que sólo pueden ayudarlos a comprender, que ustedes deben cambiar el rumbo de sus vidas. Por eso, mis queridos hijos, comprendan también la grandeza del don que Dios les da a través de Mí, a fin de que Yo pueda protegerlos con mi manto y conducirlos al gozo de la vida. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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