Mensaje, 25 de junio de 1994


¡Queridos hijos! Hoy día me regocijo en mi corazón mirando a todos los aquí presentes. Los bendigo y los invito a todos a que se decidan a vivir mis mensajes que aquí les doy. Yo deseo saludarlos a todos y conducirlos a Jesús, porque El es su salvación. Por tanto, hijitos, mientras más oren, más serán míos y de mi Hijo Jesús. Los bendigo a todos con mi bendición materna. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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