Mensaje, 25 de agosto de 1996


¡Queridos hijos! Escuchen, porque deseo hablarles e invitarlos a tener más fe y confianza en Dios que los ama inconmesurablemente. Hijitos, ustedes no saben vivir en gracia de Dios, por eso los llamo a todos de nuevo a llevar la palabra de Dios en sus corazones y en sus pensamientos. Hijitos, pongan la Sagrada Escritura en un lugar visible en sus familias, léanla y vívanla. Enseñen a sus hjos, porque si ustedes no son un ejemplo para ellos, los hijos se irán por el camino de la impiedad. Reflexionen y oren, y entonces Dios nacerá en sus corazones y sus corazones estarán gozosos. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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