Mensaje, 25 de enero de 1990


¡Queridos hijos!" Los invito a la entrega a Dios. En este tiempo, Yo deseo especialmente que ustedes renuncien a aquellas cosas a las que se han apegado y que perjudican su vida espiritual. Por eso, mis queridos hijos, decídanse enteramente por Dios y no permitan que Satanás entre en sus vidas a través de esas cosas que los daan en su vida espiritual. Mis queridos hijos, Dios Se ofrece a ustedes en plenitud. Ustedes sólo pueden descubrirlo y reconocerlo a El en la oración: por eso, decídanse por la oración! Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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