Mensaje, 25 de febrero de 1992


¡Queridos hijos! Hoy los invito a que se acerquen a Dios aún más a través de la oración. Sólo así, podré Yo ayudarlos y protegerlos de cualquier ataque satánico. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante Dios, a fin de que El los proteja. Pero para ello necesito de sus oraciones y también de su Sí. Ustedes se pierden fácilmente en las cosas materiales y humanas y olvidan, que Dios es su mejor Amigo. Por eso, mis queridos hijos, acérquense a Dios para que El los proteja y para que El los preserve de todo mal. Gracias por haber respondido a mi llamado!
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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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