Comentario del Mensaje, 25 de abril de 2005


¡Queridos hijos! También hoy los invito a renovar la oración en sus familias. El Espíritu Santo, que los renovará, entre en sus familias por la oración y la lectura de la Sagrada Escritura. Así ustedes llegarán a ser educadores de la fe en vuestra familia. Con la oración y con vuestro amor el mundo marchará por un camino mejor y el amor comenzará a gobernarlo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

En su mensaje la Reina de la Paz se dirige a las familias. Con un corazón materno, invita a renovar la oración en nuestras familias. La Madre María sabe bien a qué amenazas están expuestas las familias. La familia es el santuario en el cual cada hombre crece, se forma y absorbe en su corazón todos los valores que los padres deberían transmitir a los propios hijos.

Hoy se habla de muchas crisis, y se dice que la familia, en particular, está en crisis. La familia es atacada desde todas partes por un mal que desea disgregar y destruir la comunidad, la concordia y la paz familiar. Las familias están en crisis de manera particular porque ha desaparecido de su interior la oración. La Virgen no diagnostica el mal de la familia de hoy, pero en su mensaje suministra una terapia: cómo curar, renovar y revivir a nuestras familias. Nos hace regresar a la fuente de la vida, pone en nuestras manos los instrumentos: la oración y la lectura de la Sagrada Escritura, de la palabra de Dios. Gracias a esos instrumentos, el Espíritu Santo, en vez del espíritu del mundo, entrará en nuestras familias y llevará consigo bendición, paz y comunión de vida.

La Virgen, en cuanto Madre, no inventa medios nuevos, pero suministra a sus hijos el alimento más conveniente, simple y sano. Ese alimento espiritual y ese instrumento se ha demostrado como tal en la tradición cristiana de la Iglesia. Se han alimentado generaciones enteras de él, las cuales han vivido su fe, han recibido su inspiración y han permanecido en el camino del Señor, vía que conduce a la vida y no a cualquier vida.

La Virgen dice: Por la oración y la lectura de la Sagrada Escritura, pueda entrar el Espíritu Santo entrar en vuestras familias. Rezar con la Biblia significa que nos encontramos en el mejor camino, apoyados sobre el fundamento más seguro y en la mejor fuente de oración. Aquí encuentro la palabra de Dios, que quiere decirme algo. La palabra de Dios en la Sagrada Escritura no corresponde al texto de una novela o de cualquier otro libro. No fue escrita o pronunciada por una persona cualquiera. Se trata de la palabra de Dios, que precisamente a través de ese texto, puede ser escuchada y resuena en todas las épocas. El Señor me quiere decir algo por medio de su palabra. Su palabra no es palabra muerta, sino palabra viva, si le permitimos vivir en nosotros. Es necesario preguntarse: “¿Señor, qué deseas decirme?” Es importante tomar una actitud humilde de corazón que escucha y dice: “Habla, Señor, Tu siervo te escucha.”

Si escucho lo que el Señor me dice, podré hablar, testimoniar y vivir mi fe. Entonces podremos guiar y aleccionar en la fe, especialmente a aquellos que el Señor ha puesto en nuestro camino.

En este mensaje en particular, los padres son llamados a ser no sólo aquellos que dan la vida a sus hijos, pero sobre todo aquellos que los hacen nacer a la fe y por la fe.

Oremos con la Virgen y pidamos a Ella especialmente que los padres no desistan, que no se cansen de testimoniar y de hacer crecer a sus hijos en la fe.

Como decía San Francisco de Sales: “Cuando vuestros hijos no quieran más sentir hablar de Dios, entonces hablen ustedes de Dios a vuestros hijos.”

Dios los escuchará. El toma seriamente cada oración nuestra. También Dios tomará seriamente y concederá aquellas oraciones en las cuales también nosotros creamos.

Fr. Ljubo Kurtovic
Medjugorje, 26.04.2005


Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

`